Antonio Saavedra Moreno <data:blog.pageName/>

viernes, 21 de agosto de 2020

"... Y es que la Enseñanza se ha prostituido"

 Esta expresión la acuñó un tal Timaná a fines del 2000 (excompañero de aulas en la UNMSM y administrador de una institución educativa de pacotilla por ahí), y se refería, exactamente, a cómo se viene manejando la educación hoy en día aquí en Perú en general, y en particular, en el lugar que ambos trabajábamos. Esa expresión me hizó pensar en que la enseñanza particular se ha convertido en un negocio redondo. Se invierte en infraestructura, pero en la parte académica, ahí comienza el déficit. Muchas de las instituciones educativas particulares que se jactan de tener: - tecnología de punta, - equipos de última generación, - enseñanza personalizada y hasta individualizada, - elevar el autoestima del alumno, - docentes calificados, - pensiones congeladas,
- material bibliográfico especializado en la práctica no llegan ni al 20% de lo que ofrecen. Y como hoy por hoy existe una demanda de aprendizaje, bien por el déficit en la enseñanza que el sector estatal ha generado, bien porque los cambios agresivos en cuanto a comunicaciones se vienen dando; muchos de los padres deciden que lo mejor es darle una enseñanza de calidad a sus hijos: El "no-quiero-que-pases-por-lo-que-yo-he-pasado-cuando-tenía-tu-edad". Pero ¿será tanta la belleza? ¿qué hay detrás de ese careta? ¿porqué no hay requisitos ni evaluaciones exigentes para su ingreso?

LO BUENO: Como es de esperarse, en cuanto a - infraestructura (laboratorio, biblioteca), - aulas con menor alumnado (facilitando la interacción alumno-profesor), - enseñanza de idioma extranjero (como siempre el inglés, ¿y el quechua?), y - actividades motrices (danza, deportes) le llevan la delantera a la educación del Estado. LO MALO: En el caso de los CEPs, solicitar dinero para demasiadas actividades en el año cuyo costo es muy inferior (recuerdo las repartijas de los administrativos y docentes al término de cada actividad), y en muchos casos devienen en irrelevantes (cumpleaños de la Miss, de la otra Miss, de la Dire), ni qué hablar de material sin usar. En el caso de las ISTs, las pensiones progresivas y actividades preprofesionales probolsillo. En eso sí hay una gran diferencia con el sector público. Mientras los unos crean certificaciones ficticias, seminarios con temas técnicos y tecnológicos confusos e intrascendentes y fuera d contexto; los otros (estatales) intentan realizar prácticas obligatorias en algunas instituciones particulares o privadas (como hospitales, municipios, etc. que hasta he llegado a envidiarlos porque tarde o temprano han conseguido el puesto luego de un período largo de propinas). En el caso de las Universidades, el ofrecimiento de carreras favoritas que aún continuan "en trámite". Al final, los alumnos a esperar la resolución oficial echándole la culpa a la "burocracia estatal". LO FEO: Los CEPs, tienen, en la mayor parte de casos por cuestiones económicas, la desfachatez de contratar estudiantes de educación o a aquellos que rebotaron en el sector magisterial (algo que muchos prefieren, puesto que la carrera magisterial, de hecho, otorga mayores beneficios económicos, que alguien me desmienta esto). Los ISTs, ni qué hablar, contratan a sus propios alumnos como docentes (coqueteadores como nadie: "¿cuál es tu teléfono?", "¿tu correo?", besito por aquí, traguitos por allá), para negociar pagos ínfimos por hora. Un negocio redondo, puesto que en los primeros ciclos se cuenta con mayor demanda de alumnos menos exigentes; mientras que los docentes más especializados para los últimos ciclos, con menor alumnado (por fugaz que en la mayor parte de los casos es debido a las pensiones progresivas, a la baja calidad docente contratada y muchas promesas incumplidas). Las universidades, si bien no he tenido oportunidad de observarlas de cerca, sí me he dado cuenta, que recurren a docentes de universidades estatales más que de particulares. Creo que en este punto son conscientes que tanto el docente como el alumno egresado de una universidad pública muestran capacidades y conocimiento respetables. Hasta hace poco observé que en la Universidad César Vallejo en la carretera Panamericana Norte, muestra un gran letrero en la entrada con "Contamos con los mejores docentes de las mejores universidades", como siempre, propaganda ajena. También uno se imagina cuando alguien te pregunta "-¿y de qué universidad eres?" "-de la San Marcos" "-¡Asu!" (¿asu qué?).

Por eso antes de matricular a su hijo en una institución de estas pregunte "¿cuánto ganan los profesores?". De la respuesta dependerá si está en buenas manos.